lunes, 4 de octubre de 2010

Microhistoria XXV

Duerme en el metro, como siempre. Nadie a su alrededor puede imaginar que es su momento preferido del día. El dedicado exclusivamente a él. Cuando llegue a casa todo será caos, gritos y lloros. Pequeños brazos que exigen su atención. Ella se ha ido. Para siempre. Hasta nunca. Adiós.

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