viernes, 8 de octubre de 2010

Microhistoria XXVII

Se despertó con el ruido de la lluvia. ¡El agua hace un sonido tan peculiar cuando cae sobre el césped! O cuando moja la tierra batida. O cuando resbala entre las piedras del camino. Las mismas piedras sobre las que descansaba su cabeza. El sabor de la sangre empapando sus labios, le hizo preguntarse cómo había llegado hasta allí. El dolor en las costillas se agudizó cuando intentó incorporarse. Desistió. Se sumergió de nuevo en un sueño profundo, mientras su cuerpo era envuelto por la lluvia. Pronto no quedó sangre, sólo una masa semidesnuda y rota. Informe, deforme. Irreconocible. Y muerta.

No hay comentarios: