jueves, 2 de diciembre de 2010

Microhistoria XLII

Un segundo. Ha pasado un segundo. Y otro. Y otro… ¡mira! Ahora otro más. Los tenía todos juntos, aquí, encima de la mesa. Pero ha sido ponerlos, y empezar a desaparecer. Algunos han salido rodando, han doblado la esquina y se han escondido para siempre entre unas hojas de papel. Otros han tenido peor suerte, cayendo al vacío al terminarse la mesa. Incluso alguno ha caído directamente en la papelera. Y eso que la vacié ayer, pero parece que vuelve a llenarse. Alguno era tan ligero, que no ha llegado a posarse siquiera. Flotando, ha salido por la ventana y se ha perdido entre el frío. Es curioso, en realidad han sido los que más han tardado en desaparecer. Fíjate, unos cuantos han rebotado en la silla, y se han metido en el armario. A saber qué les habrá pasado ahí. Pero los que más han tardado en decidirse, se me han pegado a la piel. Por todo el cuerpo, tengo segundos incrustados. Como una capa de tiempo pasado. O futuro. O el que nunca existió.

No hay comentarios: