lunes, 13 de diciembre de 2010

Microhistoria XLV

Se dedicaba tanto a los demás, que dejó de vivir su propia vida.

Y dejó de soñar.

Vivió las vidas de otros, los problemas de otros, las alegrías de otros. Y se olvidó de sí misma. Se olvidó de que ella también existía. Cuando se quiso dar cuenta, ya no le quedaba nada. Nada a lo que volver. Nadie a su alrededor.

Y murió.

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